Cambio al Veganismo mi Experiencia

 

El primer año fue un poco agitado porque había decidido cambiar varios hábitos al mismo tiempo. Debí de estar muy decidido porque funcionó bien: dejé de fumar cigarrillos y comí abundantes verduras. He recuperado la salud. 

También fue en esa época cuando empecé a trabajar como voluntaria en santuarios de animales rescatados.

Durante los tres años siguientes, me involucré mucho en el movimiento vegano local. Empecé un blog con un amigo mío en el que compartíamos recetas veganas y consejos para el día a día. Fue una gran experiencia para mí.

Pero con el tiempo, sin saber realmente la razón exacta, me deprimí y me impacienté con la gente que no vivía como yo y que no veía el sufrimiento de los animales en sus platos.

Mi visión de las cosas se volvió muy oscura y rígida, era todo o nada: los veganos son buenos y tienen la verdad y los demás son malos y son parte del problema. Y tenía que ser irreprochable para salvar a los animales y representar bien al movimiento. 

Este era el mensaje que escuchaba de los grupos veganos en las redes sociales y de algunos de mis amigos en ese momento. En algún momento, me perdí completamente bajo esta presión. Tenía mucha ansiedad y era infeliz. 

Entonces me di cuenta de que el veganismo en sí no era el problema, el problema era más bien mi forma de interpretarlo y de buscar constantemente la perfección.

La perfección no existe

Todos los veganos, en un momento u otro de su vida, han consumido productos animales. GRANDES NOTICIAS: Esto no niega todas las cosas buenas que hacen para hacer del mundo un lugar mejor, ni la compasión que tienen por los animales.

Desde que me di cuenta, he tratado de enfocar el veganismo desde una perspectiva amplia, no en los pequeños detalles. Sin presión. 

Hoy me doy cuenta de que me siento más cómodo hablando con la gente sobre el veganismo con un enfoque compasivo y abierto, lejos de los juicios, sin excluir a nadie. 

También, asumiendo mis imperfecciones y contradicciones. Soy consciente de que las etiquetas a veces pueden ser pesadas de llevar. Pueden generar mucha presión y ansiedad en algunas personas, lo que tampoco ayuda a los animales.

Más allá de la etiqueta 100% vegana, está la vida real. Y lo cierto es que el veganismo puede no ser posible para todo el mundo o en todo momento, ya sea por nuestra edad, ubicación, situación familiar, recursos económicos o simplemente porque no estamos emocionalmente preparados para cambiar muchos de los hábitos de nuestra vida. ¡

Todo esto, sin tener en cuenta nuestro deseo de defender los derechos y el bienestar de los animales! Cada persona hace lo que puede, en su propia realidad, y al final son todos estos pequeños gestos amables, realizados por millones de personas, los que marcan una verdadera diferencia a la hora de ayudar a los animales y al planeta.